Los problemas de refracción impiden ejercer algunas profesiones
Los problemas de refracción, como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo, pueden provocar incomodidad y/o dificultades estéticas, especialmente en las personas que tienen la necesidad de usar gafas o lentillas. En ocasiones, esta circunstancia llega a complicar, y hasta impedir, la práctica de algunos deportes, especialmente los de contacto, los acuáticos, los de aventura o los de alta competición. Todo esto implica una merma de la calidad de vida, además de imponer una serie de limitaciones en el ocio y el día a día.
Algunas profesiones no son compatibles con determinados defectos de refracción
No obstante, los defectos de refracción pueden significar un problema adicional más grave e importante: determinadas profesiones resultan incompatibles con los problema refractivos, sobre todo cuando el número de dioptrías es medio o alto.
Por ejemplo, los pilotos de aviones comerciales, por normativa, no pueden tener más de cinco dioptrías y para ingresar en determinados cuerpos, como el de las fuerzas de seguridad, también existen restricciones en este sentido.
La solución es la cirugía refractiva
Para estos casos en los que no es posible ejercer determinadas profesiones si se tienen defectos visuales, la única solución posible es la someterse a una intervención quirúrgica de cirugía refractiva, puesto que las opciones como gafas y lentillas para corregir este tipo de defectos no son aceptadas.
La mayoría de personas son candidatas a operarse de la vista para poder gozar de una visión óptima sin tener que depender de factores externos. No obstante, debe ser un especialista el que, tras una diagnóstico y revisión del problema del paciente y del estado de sus órganos visuales, determine si puede o no someterse a un cirugía de este tipo y, de ser así, cual es la técnica más adecuada para resolver su problema de la forma más rápida, segura, cómoda y efectiva.
Las diversas técnicas existentes
La inmensa mayoría de operaciones de la vista se realizan mediante técnicas en las que se emplea el láser, como la técnica Lasik o las técnicas de superficie: PRK Lasek, Con cualquiera de estos métodos, un cirujano con experiencia puede resolver los problemas refractivos a través de una operación mínimamente invasiva, de una duración que no suele superar los 10 minutos, y sin que sea necesario el ingreso en un centro hospitalario (es una cirugía ambulatoria).
En la técnica Lasik, el cirujano levanta una fina capa de tejido corneal, mientras que en las técnicas de superficie se separa el epitelio a través de diferentes métodos como proceso previo a la aplicación de un láser, durante menos de un minuto, con el objeto de moldear la córnea hasta que adopte la forma adecuada. La intervención finaliza con la recolocación del tejido corneal (Lasik) o con la implantación de una lentilla correctora momentánea durante unos días (técnicas de superficie).
Lo impactos del láser (que es un tipo de láser denominado Excímer) se realizan con aparatos de última generación que incorporan mecanismos de seguridad a prueba de movimientos oculares, para garantizar que los impactos tengan lugar únicamente en aquellas partes de la córnea que han de ser corregidas, imposibilitando cualquier daño accidental.
Otra ventaja de las nuevas técnicas de cirugía es que apenas ocasionan molestias al paciente, más allá de que sea necesario que este descanse y evite movimientos bruscos durante unos pocos días. Además, puede aparecer cierta sensación de arenilla en el ojo y es necesario un tratamiento con colirios antibióticos y antiinflamatorios (durante un tiempo que no suele ser superar las dos semanas).
En la mayoría de casos, la cirugía supone una solución a los problemas refractivos, eliminando limitaciones importantes como no poder ejercer la profesión que desees por estar obligado a usar gafas o lentillas.
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