Lista de propósitos para comenzar el año
Cuando el año acaba es momento de hacer balance de todo cuanto nos ha sucedido y de plantearnos el nuevo año. Enero es sinónimo de comienzo, ya que contamos con 365 días por delante para cumplir nuevas expectativas, promesas y una lista de buenos propósitos. Un mes que todos arrancamos con mucha positividad y con esperanzas de mejorar nuestra vida en todos los sentidos.
Propósitos más habituales
El listado de propósitos suele ser bastante amplio y con ideas de todo tipo. No obstante, entre las decisiones más populares cabe destacar un clásico como hacer deporte: cuidarse es vital para sentirse bien y ser feliz, por ello en estas fechas lo gimnasios suelen estar repletos de gente que quiere mejorar su figura y prevenir enfermedades. Otro “must” de la lista suele ser mantener una dieta más sana y equilibrada: los excesos navideños pasan factura y las verduras toman el relevo a una etapa repleta de alimentos calóricos. El año nuevo también trae consigo el propósito de aprender idiomas: una asignatura pendiente año tras año. La formación es básica para poder crecer en el ámbito profesional y, al mismo tiempo, te hace sentir mucho más satisfecho contigo mismo.
Sin duda, el cambio de año es una excusa perfecta para mejorar los hábitos menos saludables y convertirnos en mejores personas por dentro y por fuera.
Pero lo cierto es que esos maravillosos deseos para la gran mayoría se quedan en eso, en simples ilusiones sin un plan detrás. Para evitar esto, hay que ser realista en nuestros propósitos para no caer un año más en la decepción.
Propósito de Año Nuevo: revisarse la vista
Sin embargo, muchas veces nos olvidamos de uno de nuestros principales sentidos: la vista. En este post trataremos la importancia de revisar la vista con frecuencia para evitar enfermedades posteriores. Asimismo, desde Clínica Baviera, queremos plantearte para este recién estrenado 2018 un nuevo propósito: La prevención en la salud visual. Para empezar, las revisiones periódicas son el mejor método para detectar y tratar a tiempo los trastornos de la visión más comunes, evitando así una pérdida gradual de la vista e incluso prevenirlos en hasta un 50% de los casos. No obstante, en función de nuestra edad la frecuencia con la que debemos revisarnos la vista debe ser diferente. ¡Toma nota!
– De 0 a 3 años: en los primeros tres años de vida es fundamental atajar cualquier anomalía visual. Tratar errores refractivos en este periodo ayuda a prevenir patologías como el estrabismo o la ambliopía (ojo vago).
– Durante la infancia y la adolescencia: pueden aparecer otros problemas visuales como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo. Hay que tener en cuenta que es una edad en la que los niños están aprendiendo a leer y escribir, y el desgaste es muy alto. Por ello, hay que comprobar si el niño o la niña sufre alguna afección ocular lo antes posible para comenzar a tratarla. En esta etapa se debe consolidar una visión eficaz, ya que irá ligada al buen rendimiento escolar. Aproximadamente el 30% del fracaso escolar está relacionado con anomalías visuales.
– Entre los 20 y los 40 años: por regla general, lo ideal será revisar la vista cada dos años. No obstante, si se presenta algún problema, el oftalmólogo puede recomendar acortar el tiempo entre visita y visita.
– A partir de los 40 años: en este momento es cuando la vista necesita que le prestemos más atención. La vista cansada aparece comúnmente en esta fase. Asimismo, es cuando más aumenta el riesgo de posibles anomalías o disfunciones visuales, por lo que se recomienda acudir al oftalmólogo al menos una vez al año.
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