Gafas graduadas para hacer deporte: ventajas y limitaciones
Cuando un deportista es miope, hipermétrope o sufre de astigmatismo, es decir, tiene un problema refractivo y no se ha sometido a una operación para corregirlo ni tampoco usa lentillas, la única solución son las gafas graduadas de deporte.
Las gafas graduadas deportivas, como en general todos los productos ópticos oculares, han experimentado un desarrollo espectacular en los últimos años, tanto en materiales como en diseño. Gracias a ello, muchos deportistas con problemas de vista pueden practicar con seguridad su deporte favorito.
¿Cuáles son las ventajas de las gafas graduadas para hacer deporte?
Las ventajas de las gafas graduadas especialmente diseñadas para hacer deporte se han visto potenciadas en los últimos tiempos por la aparición de unos diseños más cómodos, unos materiales ligeros y resistentes y una especialización de las gafas en cada tipo de deporte.
En general, encontramos las siguientes ventajas:
- Las gafas deportivas homologadas posibilitan la práctica de deportes especialmente complicados, como los acuáticos o los de contacto.
- Se consigue una buena visión desde todas las distancias en la mayor parte de usuarios, aunque para ello deben estar correctamente graduadas en función del problema visual actual del paciente.
- Pueden actuar como protección contra golpes fortuitos mientras se practica deporte, aunque para ello deben estar hechas del material adecuado y con el diseño idóneo.
¿Qué limitaciones tienen las gafas de deporte graduadas?
Los propios deportistas señalan a las dificultades para poder secar el sudor y otras molestias, el que se puedan caer con facilidad e incluso llegar a romperse, así como también el precio como los principales problemas de las gafas correctores deportivas.
Algunos usuarios señalan que, en ocasiones, se han visto en alguna situación de peligro por culpa de estas gafas, sobre todo cuando se empañan o se producen deslumbramientos en determinadas condiciones lumínicas.
Otro problema es que este tipo de gafas a veces impiden el poder colocarse caretas protectoras, las cuales son obligatorias en determinados deportes.
Colocando en una balanza ventajas y limitaciones, podemos llegar a la conclusión de que las gafas graduadas, y en cierta medida también las lentes de contacto, únicamente logran solucionar a medias el poder hacer deporte cuando se padece un problema visual. Puesto que, como hemos señalado, siguen existiendo limitaciones a nivel de comodidad y también de seguridad (ni el material más resistente está totalmente exento de la posibilidad de poder sufrir una rotura que ponga en peligro la integridad física del usuario).
Por todo ello, cada son más los deportistas que deciden someterse a una operación de cirugía refractiva para poder decir adiós a gafas y lentillas y, de esta manera, no verse obligados a tener que recurrir a las mismas para poder practicar su deporte favorito sin encontrarse limitados por culpa de sus problemas de visión.
¿Cuál es el peligro de las gafas convencionales?
Por último, señalaremos que las gafas graduadas convencionales no son aptas ni están pensadas para la practica de deportes de contacto, de velocidad y de riesgo, y además en ocasiones los reglamentos las prohíben expresamente.
El principal problema es el gran peligro añadido que entrañan por la facilidad con que los cristales y la monturas pueden romperse por un impacto y provocar lesiones importantes en los ojos de los propios usuarios, compañeros y contrincantes.
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