El cloro y el sol, principales enemigos de los ojos en verano
La llegada del periodo estival y el incremento de las temperaturas convierten a las piscinas en una de las instalaciones de ocio más frecuentadas durante los meses de verano. Los expertos de Clínica Baviera advierten de que las sustancias químicas, como el cloro, utilizadas para higienizar el agua de estas instalaciones pueden favorecer la aparición de conjuntivitis irritativas, víricas o bacterianas que tienen una mayor incidencia en los meses de verano, entre junio y septiembre. Enrojecimiento y escozor ocular, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo o hipersensibilidad a la luz son algunos de los síntomas que alertan de la presencia de este tipo de dolencias. En el caso de que el paciente detecte alguna de estas manifestaciones, es importante acudir a un oftalmólogo para que confirme el origen de la conjuntivitis e indique el tratamiento más adecuado en cada caso.
El Dr. Fernando Llovet, Director Médico de Clínica Baviera advierte de que “para evitar el desarrollo de estas irritaciones e infecciones es fundamental extremar las medidas higiénicas y de protección en todo momento; como utilizar gafas de buceo, no compartir toallas para evitar posibles contagios y proteger los ojos con lentes oscuras, envolventes y con filtro UV en caso de exposiciones prolongadas a los rayos solares, especialmente en la playa y en la piscina”. Asimismo, el especialista de Clínica Baviera apunta que “los usuarios de lentes de contacto son uno de los colectivos más propensos a contraer este tipo de infecciones ya que los virus y bacterias se adhieren a las lentes con mucha facilidad. Esta circunstancia, hace que las precauciones hayan de ser aún mayores e incluir una mayor frecuencia en la limpieza de las lentes de contacto, así como lavarse las manos antes de manipularlas y mantener higienizados los estuches donde las guardamos”.
Por otro lado, en verano también es más común que se multiplique la sensación de ojo seco, especialmente en las personas con tendencia a sufrir esta dolencia. “El aire acondicionado de los edificios y de los vehículos y los ventiladores resecan la superficie ocular. Por esta razón, recomendamos el uso de humidificadores y de lubricantes oftalmológicos, que deben ser prescritos por un especialista”, concluye el Dr. Llovet.
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