Los principales factores de riesgo que propician la aparición del agujero macular son:
Las manifestaciones clínicas de esta patología dependen del grado de evolución en el que se encuentre el agujero macular:
Por lo tanto, los principales síntomas oculares del agujero macular son:
Podemos clasificar los agujeros maculares en función de varios factores.
La exploración y el diagnóstico del paciente con agujero macular se realiza a través de dos pruebas:
Una vez aparece un agujero macular la posibilidad de que se cierre espontáneamente es muy pequeña.
El tratamiento del agujero macular siempre es quirúrgico y, previamente, se debe valorar el estado de la salud visual del paciente, por ejemplo, averiguando si existen otras enfermedades o si se observa indicio de la aparición de cataratas.
A continuación, se realiza la cirugía a través de una técnica de microcirugía conocida como vitrectomía . El objetivo de la operación es la eliminación de la capa más interna de la retina, llamada membrana limitante interna. Esta membrana suele ser la que ha producido la tracción y rotura en la mácula.
Para realizar una vitrectomía habitualmente se siguen estos pasos:
Si el paciente tiene el agujero macular desde, más o menos, hace un año o menos de un año, la cirugía conseguirá cerrar la lesión en un 90% de los casos. De ahí la importancia de la prevención y de los controles rutinarios
La recuperación de la visión después de la vitrectomía dependerá del tiempo de evolución del agujero macular y del daño que se haya producido en la mácula hasta la aplicación de los tratamientos por parte del oftalmólogo.
Si la cirugía se realiza durante las primeras fases de la enfermedad suele tener muy buenos resultados y la recuperación de la visión es casi total. Por esta razón es muy importante realizar un diagnóstico precoz de la enfermedad y una cirugía temprana para conseguir recuperar la agudeza visual.
Durante el postoperatorio, el paciente deberá permanecer boca abajo unos días para que la burbuja de gas favorezca el cierre del agujero macular.
Los controles oftalmológicos regulares permiten detectar lesiones en la retina o en el fondo de ojo que, de lo contrario, podrían pasar desapercibidas. Por este motivo es importante que la población de riesgo (por ejemplo, los miopes magnos o las personas que ya han tenido un agujero macular en cualquiera de sus ojos) se realice revisiones oftalmológicas completas como mínimo una vez al año.
El paciente que tiene un agujero macular puede notar visión borrosa (disminución de la agudeza visual) y frecuentemente distorsionada (ve curvas las líneas rectas). Además, también puede percibir zonas oscuras de visión, especialmente en la parte central del campo visual (escotomas).
El agujero macular se suele diagnosticar en la consulta del oftalmólogo a través de una exploración del fondo del ojo después de dilatar las pupilas del paciente. En el proceso de diagnóstico se suelen solicitar otras pruebas como una OCT (tomografía de coherencia óptica) o una retinografía.
El tratamiento del agujero macular es siempre quirúrgico. A la cirugía que se realiza para cerrar estas lesiones se le conoce como vitrectomía.
A través de este procedimiento, y con gran meticulosidad, se elimina la parte más superficial de la retina para que el vítreo no siga traccionando.
El pronóstico final de la visión dependerá, en gran medida, de la habilidad del cirujano, además de otros factores, como el tiempo de evolución, el tamaño y el origen del agujero macular.