Cómo mejorar tu salud ocular
Para mantener e, incluso, mejorar tu salud ocular es necesario contar con un buen estado de salud general, con una alimentación equilibrada y evitar hábitos nocivos como el tabaco, así como tener en cuenta aspectos concretos para proteger el sentido de vista como proteger tus ojos del sol, el polvo o pequeños golpes o tener cuidado con las pantallas de ordenadores, tablets y móviles.
Llevar una alimentación saludable
La alimentación es fundamental y debe ser lo más sana, variada y equilibrada posible Llevar una dieta saludable es recomendable tanto para la salud en general como para la salud visual en particular.
Una dieta equilibrada que incluya vitaminas, minerales, grasas y otros nutrientes ayuda a mantener un óptimo estado de salud, pero existen una serie de nutrientes y vitaminas que son especialmente recomendables para proteger nuestros ojos:
- Vitamina A. Ayuda a la retina a funcionar correctamente. Esto es esencial para una buena visión y ayuda especialmente a evitar la ceguera nocturna. También se ha demostrado que la vitamina A contribuye a proteger el ojo de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y de las cataratas, dos enfermedades que suelen afectar a la población al alcanzar la tercera edad. La vitamina A es fácil de encontrar en alimentos de origen animal como la leche, los huevos o el hígado, pero también en vegetales que contienen carotenoides. Los carotenoides son unos pigmentos de tonos rojizos y amarillos de origen natural que aparecen en algunas plantas, hongos y bacterias; nuestro cuerpo convierte los carotenoides en vitamina A. Podemos encontrarlos en frutas y vegetales de color naranja, verde o amarillo, como las zanahorias, los boniatos, las espinacas o el mango; todos ellos son una gran fuente de vitamina A..
- Vitamina C. Es una fuente inagotable de salud. En el caso de los ojos, debemos tener en cuenta que la lente de nuestros ojos, el cristalino, está formada en parte por vitamina C. Según confirman algunos estudios científicos, la vitamina C tiene un rol de gran importancia en la prevención de las cataratas. Recordemos que las cataratas no son otra cosa que la pérdida de la transparencia del cristalino. La vitamina C se encuentra en las frutas cítricas como la naranja, las fresas y los arándanos y en verduras como el brócoli y los pimientos verdes; incluir estos alimentos en la dieta habitual ayuda a cumplir con las necesidades de vitamina C de nuestro cuerpo.
- Vitamina E. Al igual que las dos vitaminas de las que ya hemos hablado, la vitamina E es un antioxidante natural y está relacionado con la ralentización del proceso de oxidación del cuerpo. Esto también ayuda a evitar o, al menos, a ralentizar el proceso de envejecimiento del ojo y con él el de las enfermedades asociadas a la edad. También hay estudios que apuntan a que la vitamina E puede prevenir las cataratas. La mejor fuente de vitamina E son los frutos secos, los vegetales de hoja verde y algunos cereales sin refinar. Algunos de los elementos que más vitamina E aportan son las almendras, el azafrán y la soja, así como las espinacas. Los panes y pastas, si están hechos con harinas integrales, también pueden dar un buen aporte de esta vitamina.
- Luteína. Forma parte de la composición de la retina y del cristalino, además, se piensa que protege al ojo de la oxidación que rompe los tejidos sanos. También se piensa que protege la mácula del ojo –la parte del ojo responsable de la visión central– de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y que reduce la incidencia de cataratas. Al igual que la vitamina A, la luteína es un pigmento natural. Se puede encontrar en las frutas de color amarillo y naranja, así como en vegetales de hoja verde oscura, especialmente en la espinaca, pero también en la col rizada, la berza y el brócoli. Es mejor tomar estos vegetales crudos o al dente, ya que una cocción larga hace que se pierda la luteína.
- Ácidos grasos Omega-3 También sirven para prevenir la DMAE, ya que están presentes en las células de la retina. Se recomienda aumentar la ingesta de estos ácidos grasos a las personas que sufren de ojo seco, ya que contribuyen a que nuestro cuerpo cree una mayor cantidad de lágrima y a que la calidad de esta sea mejor. Además, los ácido grasos Omega-3 tienen propiedades anti-inflamatorias que pueden ayudar a prevenir múltiples enfermedades. La mejor fuente de Omega-3 son los pescados azules, como el salmón, pero también algunas semillas como las de lino o las de chía tienen un alto porcentaje de este ácido graso. También las nueces son ricas en Omega 3
- Selenio Es un mineral que ayuda al cuerpo a absorber los antioxidantes en general y la vitamina E en particular. Como ya hemos dicho anteriormente, esta vitamina ralentiza el proceso de envejecimiento del ojo y con él la evolución de las enfermedades asociadas a la edad. El selenio se encuentra de forma natural en el marisco, las nueces y el queso y en los cereales integrales, ya sea en forma de pan, arroz o pasta.
- Zeaxantina Al igual que la luteína, la zeaxanina forma parte de la composición del cristalino y la retina y protege al ojo de la oxidación y del daño que podría causarle la luz, pues actúa como un filtro. Por ese motivo, algunos estudios apuntan a que su consumo puede ayudar a prevenir las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, manteniendo nuestros ojos jóvenes. La zeaxantina suele encontrarse en las mismas frutas y verduras en las que se localiza la luteína, por lo que las frutas de tonos dorados y los vegetales de hoja verde oscura serán una buena fuente de esta sustancia.
- Zinc. Es un mineral importante para el cuerpo humano, ya que ayuda a la absorción de antioxidantes que protegen el ojo, como por ejemplo la vitamina A. Las ostras son una excelente fuente de zinc, pero no hace falta irse a un alimento tan exótico, muchos alimentos lo contienen: el queso, el yogur, la carne roja, las legumbres, los frutos secos, las semillas y los cereales integrales. Un yogurt desnatado, por ejemplo, contiene el 10% del zinc que necesita diariamente nuestro cuerpo.
- En cuanto a alimentos específicos especialmente buenos para la vista citaríamos las zanahorias y espinacas, así como también el salmón, el maíz y todos los cítricos.
Tratar de seguir unos hábitos de vida sanos
Es importante que acompañemos una dieta saludable con evitar una vida muy demasiado sedentaria. Tanto el colesterol como la hipertensión arterial afectan enormemente al sistema cardiovascular y, especialmente, a la vista porque los vasos sanguíneos de los ojos son muy pequeños y cualquier alteración continuada puede dañarlos y perjudicarlos seriamente.
Otra recomendación es dejar de fumar, puesto que la nicotina y otras sustancias nocivas del tabaco pueden provocar afecciones en la retina y aumenta las posibilidades de sufrir cataratas.
Protegerse los ojos debidamente
Los ojos son unos órganos extremadamente delicados, por lo que todos tenemos que acostumbrarnos a protegernos tanto de las radiaciones solares y los rayos ultravioleta (en invierno y en verano), como del polvo, insectos o pequeños objetos que se puedan introducir, así como de golpes accidentales.
Por lo tanto, si pasamos mucho tiempo en el exterior, practicamos deportes de riesgo o actividades laborales peligrosas es fundamental protegerse con unas buenas gafas de sol, máscaras o equipos de protección recomendados por los especialistas en salud laboral.
La protección ha de extenderse también a las pantallas de dispositivos móviles y ordenadores haciendo pausas y procurando trabajar a una distancia mínima de entre 30-50 centímetros. Otro mal hábito a evitar es trabajar o consultar estos aparatos a oscuras.
Revisiones regulares
Un último consejo: ante cualquier síntoma extraño, como pérdida de la agudeza visual o molestias en los ojos duraderas (escozor, ojos rojos o lagrimeo excesivo) es necesario acudir a nuestro oftalmólogo y, con más motivo aún, si tenemos alguna enfermedad o defecto visual. En estos casos, es necesario revisar periódicamente la graduación de las gafas o lentes de contacto en caso de llevarlas, para asegurarte de que las dioptrías de, por ejemplo, miopía o astigmatismo, no hayan variado.
Incluso si todo funciona aparentemente bien, también deberíamos acudir, al menos una vez al año, a un especialista para que nos haga una exploración de los ojos. El motivo es que, en ocasiones, podemos estar sufriendo una lesión o un problema del que no somos conscientes y que, poco a poco, vaya dañando nuestra vista.
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