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¿Por qué me cuesta enfocar bien la vista?

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La dificultad para enfocar bien la vista se debe a distintas causas. El ojo está diseñado para que nuestra visión sea nítida y correcta. Por ello, si notamos que nos cuesta enfocar bien, esto significa que tenemos algún problema visual que no está correctamente diagnosticado.

En estos casos, podemos hablar de dos síntomas habituales. Por un lado la visión borrosa, que se manifiesta en distintos casos y que suele estar relacionada con un problema de refracción de la luz sobre la retina. Por otro lado, la pérdida de la agudeza visual también puede conllevar dificultad para enfocar bien la vista. En este caso, lo más habitual es que se trate de una cuestión asociada a la edad o a alguna enfermedad.

 ¿A qué llamamos enfocar la vista?

Hablamos de enfocar la vista al proceso que se denomina acomodación y que realiza el ojo para que veamos de forma nítida lo que tenemos delante. Al igual que una cámara fotográfica, el ojo tiene distintas estructuras que le ayudan a que veamos correctamente, tanto a distancias cortas como largas. 

¿Qué es el cristalino?

La principal parte del ojo que ayuda a enfocar la vista es el cristalino. El cristalino es una estructura transparente que se encuentra detrás de la pupila. La luz atraviesa la pupila y después el cristalino y, al final, penetra en el interior del globo ocular y llega a la retina. Aquí es donde se produce el proceso de la visión propiamente dicho. 

El cristalino es una estructura adaptativa y flexible. Es decir, modifica su forma para cambiar la manera en que la luz penetra en el ojo. De esta forma, se consigue que veamos de manera clara y nítida a distintas distancias. Este proceso se conoce como adaptación del cristalino y es, en esencia, a lo que llamamos enfocar la vista.

Esquema partes del ojo

¿Cuáles son las posibles causas de la dificultad para enfocar la vista?

Existen diversas causas que pueden propiciar la dificultad para enfocar bien la vista. En la mayoría de los casos, lo más habitual es que se deba a alguno de los siguientes problemas:

Miopía

La miopía es un defecto refractivo  que hace que el punto focal no se encuentre sobre la retina, sino un poco por delante de ella. En consecuencia, se tienen dificultades para enfocar bien las imágenes lejanas.

Ojo normal y ojo con miopía

Hipermetropía

La hipermetropía es el defecto contrario a la miopía. En este caso, el punto focal se encontraría  pasada la retina en lugar de sobre esta. En consecuencia, se presenta una dificultad para enfocar bien los objetos cercanos, por lo que se ven borrosos.

Ojo normal y ojo con hipermetropía

Astigmatismo

En el caso del astigmatismo, existe un defecto en los meridianos del propio ojo, lo que hace que se enfoque mal la imagen que nos llega al interior del ojo. Se manifiesta con visión borrosa tanto de los objetos cercanos como de  los lejanos.

Ojo normal y ojo con astigmatismo

Presbicia o vista cansada

La presbicia o vista cansada es un problema  del ojo asociado a la edad. En este caso, es el cristalino el que no puede acomodarse a la luz que recibe con la misma facilidad que cuando se es joven. En consecuencia, el paciente presenta dificultades a la hora de enfocar la imagen de los objetos cercanos.

¿Por qué se produce la presbicia?

Síndrome del ojo seco

El síndrome del ojo seco se produce cuando la cantidad y/o la calidad de la lágrima del ojo no es la correcta. Esto conlleva dificultad para mantener la hidratación y lubricación que el ojo necesita para funcionar correctamente. Esta situación también puede favorecer que resulte difícil enfocar bien la vista. 

Ojo seco y ojo normal

Embarazo 

Durante el embarazo el cuerpo experimenta diversos cambios y, algunos de ellos, pueden afectar a la visión. En concreto, suele producirse un aumento de la presión intraocular, lo que puede conllevar variaciones en la graduación de la mujer embarazada. Esta variación puede implicar dificultad para enfocar bien la vista. No obstante, es un problema que suele desaparecer por sí solo después del parto. 

Conjuntivitis

La conjuntivitis es una inflamación de la conjuntiva, algo que puede estar causado tanto por una infección bacteriana como viral o, simplemente, por una respuesta alérgica. En cualquier caso, esta inflamación puede conllevar dificultad para enfocar bien la vista, algo que suele ir acompañado de otros síntomas como picor o escozor, enrojecimiento de los ojos, fotofobia, lagrimeo y dificultad para mantener abiertos los párpados. 

Úlcera

Una úlcera ocular puede producirse como consecuencia de un traumatismo o, simplemente, si se ha producido una lesión superficial. Por ejemplo, como consecuencia de que entre arena en el ojo. Las úlceras oculares tardan algún tiempo en curarse y cicatrizar. Durante el proceso, es habitual que la persona tenga dificultades para enfocar y ver correctamente. 

Glaucoma

El glaucoma es una enfermedad que afecta al nervio óptico. Sin embargo, debido a que la principal causa del glaucoma la encontramos en un aumento de la presión intraocular, esto hace que la dificultad para enfocar bien la vista también puede asociarse a este problema. Sobre todo, si esta dificultad aparece de forma repentina y acompañada de halos de luz o destellos cuando se mira a fuentes de luz. 

Ojo normal y ojo con glaucoma

Cataratas

Las cataratas se producen como consecuencia de la opacificación del cristalino. Es decir, el cristalino pierde su transparencia natural y se empieza a volver opaco. Cuando esto sucede, la persona puede experimentar dificultad para enfocar bien la vista y percibe que lo que tiene delante está sucio o como si mirase a través de una cortina.

Ojo normal y ojo con cataratas

¿Qué otros síntomas pueden aparecer?

Cuando una persona experimenta dificultad para enfocar la vista correctamente, este problema suele ir acompañado de otros síntomas. Sobre todo si se trata de un problema que se mantiene a lo largo del tiempo. Los otros síntomas más habituales son los siguientes: 

  • Dolor de cabeza: el dolor de cabeza aparece como consecuencia del sobreesfuerzo que se tiene que realizar para ver correctamente. 
  • Fatiga visual: la fatiga visual surge también como consecuencia del sobreesfuerzo que se realiza para ver correctamente. En concreto, como consecuencia del sobreesfuerzo al que se ve sometido el cristalino, que es la parte del ojo que debe realizar mayor trabajo para enfocar bien. 
  • Enrojecimiento de los ojos: junto a la fatiga visual, el enrojecimiento de los ojos también puede estar asociado a un sobreesfuerzo en el proceso de la visión. 
  • Migrañas: en los casos más graves, los dolores de cabeza pueden llegar a convertirse en migrañas que incapacitan a la persona para que siga desarrollando sus actividades con normalidad. 

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico se realiza después de hacer una serie de pruebas al paciente. En primer lugar, se debe realizar un estudio de la graduación de la vista. Este estudio permite diagnosticar o descartar un posible problema de refracción (miopía, hipermetropía, astigmatismo, etc.). 

En el caso de que el problema no se deba a un defecto de refracción, se realizarán otras pruebas que permitan encontrar la causa concreta que está detrás de la dificultad para enfocar bien la vista. 

¿Cuáles son los posibles tratamientos?

Cuando hay dificultades para enfocar bien la vista, lo más habitual es que se trate de un problema refractivo no diagnosticado. O, en algunos casos, mal diagnosticado (si la graduación ha cambiado desde la última vez que se revisó). 

En estos casos, existen dos tipos de tratamientos que permiten corregir este problema: 

  • Uso de gafas o lentes de contacto: tanto las gafas como las lentes de contacto modifican la forma en que la luz se refracta sobre la retina. De esta forma, se consigue corregir el problema de refracción y la persona vuelve a ver de forma nítida y clara. 
  • Cirugía refractiva: la cirugía refractiva tiene la ventaja de que corrige el problema de la dificultad para enfocar bien sin necesidad de tener que utilizar dispositivos adicionales como las gafas o las lentillas. La cirugía refractiva modifica la superficie del ojo para conseguir corregir la forma en la que la luz llega a la retina sin necesidad de usar lentes de ningún tipo, ya que es el propio ojo el que hace llegar la luz de forma correcta.

Fuentes



 

Autor

  • Dr. Fernando Llovet

    El Dr. Fernando Llovet es oftalmólogo especialista en cirugía refractiva, cirugía de la presbicia y cataratas. Además, es co-fundador de Clínica Baviera. Desarrolla su labor asistencial en Clínica Baviera Madrid y Clínica Baviera Valencia.

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