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Trombosis ocular u oclusión arterial o venosa de la retina: ¿qué es y qué provoca?

La trombosis ocular tiene lugar cuando se obstruye alguna vena o arteria de la retina. Esto puede ocurrir tanto en la vena o arteria central como en una de sus ramas.

Este problema aparece aproximadamente en el 1% de la población y supone 1 de cada 1.000 consultas. Además, son más comunes las obstrucciones venosas que las arteriales, especialmente aquellas que afectan a las ramas de la red venosa.

¿Qué es una trombosis ocular o infarto en el ojo?

La trombosis ocular o infarto en el ojo se produce cuando un pequeño émbolo o trombo se desprende de las cavidades del corazón o de las arterias carótidas y se mueve por el torrente sanguíneo llegando a la arteria oftálmica y tapando total o parcialmente el paso de sangre en algunas de las venas o arterias de la retina. Las venas y arterias de los ojos son muy estrechas, por lo que el riesgo de taponamiento es mayor que en otras partes del cuerpo.

¿Qué tipos de trombosis oculares existen?

Dependiendo de los vasos sanguíneos a los que afecte la oclusión podemos hablar de:

  • Oclusión venosa de la retina. Suele acompañarse de un acúmulo de sangre y del depósito de líquido en la retina.
    • Oclusión de la vena central de la retina (OVCR)
    • Oclusión de la rama venosa (ORV)
  • Oclusión arterial de la retina. Es infarto ocular más grave y suele causar falta de riego y daño permanente en la zona de la retina afectada.
    • Oclusión de la arteria central de la retina (OACR)
    • Oclusión de la rama arterial (ORA)

¿Cuáles son sus síntomas?

Las manifestaciones clínicas o síntomas dependen de la vena o arteria del ojo en la que se haya producido la obstrucción y/o la isquemia y serán más importantes:

  • Cuanto más gruesa sea la vena o arteria obstruida o isquémica (la central es la más grave).
  • Si afectan a la mácula Si la vena o arteria ocluida afecta a la mácula el pronóstico más habitual es que se puede producir pérdida de la visión por edema (encharcamiento) macular.

Entre los síntomas que se pueden producir destacan:

  • Pérdida repentina de la visión en distintos grados, desde la visión difuminada hasta la total falta de visión. Si se tapona la arteria central de la retina, el paciente puede sufrir una pérdida súbita de la visión, aunque no sienta dolor. La pérdida de visión, si es repentina y sin motivo aparente, siempre debe ser tratada de forma urgente, ya que sus consecuencias pueden ser irreversibles.
  • Disminución de la agudeza visual.
  • Visión borrosa o distorsionada.
  • Disminución del campo visual. Puede no ser perceptible si la obstrucción no afecta a la parte central del campo visual
  • Percepción de sombras fijas o escotomas en el campo visual.
  • Dolor de cabeza intenso.
  • Enrojecimiento del ojo.
  • Fotofobia o sensibilidad a la luz.
Fondo de ojo con oclusiones venosas

¿Qué factores de riesgo pueden provocar un infarto ocular?

La trombosis ocular es más frecuente entre los pacientes que presentan:

  • Factores de riesgo cardiovascular:
    • Hipertensión.
    • Hipercolesterolemia.
    • Obesidad.
    • Tabaquismo.
    • Diabetes.
  • Glaucoma y presión intraocular alta.
  • Algunas enfermedades inflamatorias.
  • Anomalías de coagulación.

¿Cómo se diagnostica?

El oftalmólogo, al revisar el fondo de ojo, verá la presencia de edema de la retina y/o hemorragias, más extensas cuanto mayor sea el vaso ocluido.

  • Hemorragias intraoculares.
  • Dilatación venosa.
  • Tortuosidad vascular.
  • Edema macular.

Para su estudio se realizará una angiografía fluoresceínica con el objetivo de conocer el estado de la circulación de la retina y se empleará la OCT (Tomografía de Coherencia Óptica) como método de cuantificación de la cantidad de edema de la retina.

¿Cómo se lleva a cabo el seguimiento?

  • En los casos muy leves por afectación de una vena o arteria muy periférica o en los casos de obstrucción de una rama en los que el paciente tiene buena visión solo se realizará un control periódico del caso.
  • En la mayoría de los casos de oclusión de rama y en casi todos los casos de la oclusión central (OVCR o OACR), la visión está disminuida por tener como causa de la trombosis un edema de la mácula y se deberá tratar al paciente.

¿Cuál es el tratamiento?

El tratamiento dependerá del tipo de trombosis ocular que haya sufrido el paciente y de las venas o arterias que se hayan visto afectadas.

Obstrucción de la arteria central de la retina (OACR)

En estos casos, no existe un tratamiento 100% efectivo para disolver o desplazar el émbolo y la pérdida visual suele ser permanente.

El médico se centrará en detectar el origen del émbolo y descartar daños en otros órganos vitales, como el corazón o el cerebro.

Obstrucción de la vena central de la retina (OVCR)

El tratamiento está orientado a atajar las complicaciones que pudieran producirse:

  • Edema. Se trata con la inyección en el globo ocular de un medicamento antiangiogénico o de un esteroide.
    • La frecuencia y el número de inyecciones dependerá de la evolución del caso.
    • Siempre se deberá hacer un control estricto con la OCT para valorar la respuesta al tratamiento.
  • Neovasos. Aparecen para mantener el aporte de oxígeno a la retina una vez se ha producido la oclusión y/o isquemia y/o el edema. Como consecuencia de su aparición, se puede producir un aumento de la presión intraocular (glaucoma), sangrado e, incluso, un desprendimiento de retina.
    En este caso pueden tratarse con láser de aquellas zonas de la retina a las que no les llegue correctamente el flujo sanguíneo (fotocoagulación).
  • Desprendimiento de retina. Cuando se produzca un desprendimiento de retina asociado, será necesaria la cirugía para su tratamiento.

Por último, en algunas ocasiones, y dependiendo de los factores que hayan provocado la oclusión, el oftalmólogo puede decidir prescribir fármacos que mejoran la circulación y que disminuyen la coagulación de la sangre.

Además, se deben tratar siempre las enfermedades sistémicas asociadas cuando las haya.

¿Se puede prevenir una trombosis ocular?

La aparición de oclusiones venosas o arteriales de la retina suele estar relacionada con una mala circulación sanguínea y todos los factores que la provocan. Por esta razón, para prevenir la aparición de este problema visual y evitar complicaciones, es esencial mantener unos hábitos de vida saludables que ayuden a mejorar el funcionamiento del sistema circulatorio:

  • Controlar los niveles de tensión arterial, colesterol, glucosa y tensión intraocular.
  • Realizar actividad física atendido a las particularidades de cada paciente.
  • Abandonar el consumo de alcohol y tabaco.
  • Mantener una dieta sana y equilibrada.
¿Sabías que...?

En líneas generales las obstrucciones venosas son más frecuentes que las arteriales, especialmente aquellas que afectan a las ramas de la red venosa (ORV).

En los últimos años han surgido una serie de tratamientos, como los medicamentos antiangiogénicos, que han supuesto un gran avance y que permiten estabilizar y minimizar las consecuencias de las oclusiones y de otras patologías oculares en la mayor parte de los pacientes.

Preguntas frecuentes

El factor de riesgo más importante relacionado con las oclusiones es la arterioloesclerosis, una enfermedad vascular que afecta a las arterias pequeñas y arteriolas, como las que se encuentran en la retina. Esta arterioloesclerosis provoca un aumento de la rigidez de las arterias que ejercen más presión sobre las venas en las zonas en las que se cruzan, precipitándose así la aparición de trombos.

Este problema vascular se puede ver agravado por:

  • La edad.
  • La hipertensión arterial.
  • La diabetes.
  • La obesidad.
  • El colesterol elevado.
  • El consumo de tabaco.
  • El sedentarismo.

Además de la arterioloesclerosis, existen otros factores de riesgo relacionados con las oclusiones venosas o arteriales de la retina:

  • El glaucoma relacionado con el aumento de la presión intraocular.
  • Traumatismos que también pueden provocar un aumento de la presión intraocular.
  • Síndrome isquémico ocular, que aparece como consecuencia de una falta de riego en el ojo. Se manifiesta con una pérdida gradual o brusca de la visión
  • Anemia.
  • Leucemia.
  • Estados de hiperviscosidad sanguínea.

Las complicaciones de las oclusiones van desde la acumulación de líquido en la mácula (edema macular) hasta la formación de neovasos, una serie de vasos sanguíneos que aparecen para nutrir a aquella parte de la retina que se queda sin aporte de oxígeno tras la oclusión. Estos neovasos, al no tener las características anatómicas adecuadas, pueden provocar un aumento de la presión intraocular, sangrado e, incluso, desprendimiento de retina.

Todas estas complicaciones pueden llegar a afectar seriamente a la agudeza visual del paciente.

La recuperación visual del paciente que ha sufrido una trombosis ocular dependerá del grado de daño macular y de la gravedad del edema macular que haya provocado el infarto.

Este contenido ha sido elaborado por la Dra. Marta S. Figueroa

Oftalmóloga especializada en Retina Quirúrgica y Retina Médica. Directora de la Unidad de Retina y del Área de I+D de Retina de Clínica Baviera. Jefa del Departamento de Retina del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.

La Dra. S. Figueroa cuenta con una amplia experiencia asistencial, quirúrgica, investigadora y docente en el ámbito de las patologías de retina, especialmente en lo que respecta al tratamiento de los desprendimientos de retina, la retinopatía diabética, los traumatismos oculares, la cirugía macular y la DMAE. Ha publicado más de 150 artículos científicos en revistas nacionales e internacionales y 12 libros Es Profesora Asociada en la Universidad de Alcaláde Henares desde 1991.

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