El paciente nota pérdida de visión generalmente cuando esta patología ya ha avanzado por lo que es obligatoria e importante, la revisión del fondo del ojo del diabético periódicamente y antes de que empiece la pérdida de visión.
Por lo tanto, el paciente puede tener retinopatía diabética y no ser consciente de ello por no presentar síntomas.
A medida que se produce una progresión del problema, los pacientes pueden percibir alguno de los siguientes síntomas:
Ante la sospecha de una retinopatía diabética el oftalmólogo especialista en retina realizará un estudio del fondo del ojo con angiografía fluoresceínica, que le permita conocer las características de las alteraciones de los vasos sanguíneos de la retina, y con OCT (Tomografía de Coherencia Óptica), que ofrece información del tamaño, localización, volumen de la exudación (encharcamiento) y capas de la retina afectadas. Esta prueba resulta también muy importante para estudiar el posible edema de la mácula (la mácula es la parte central de la retina).
Si debido a la retinopatía diabética se produce un acumulo de líquido en la zona central de la retina, se denomina edema macular diabético y es la principal causa de pérdida de visión en las personas con diabetes. El paciente nota una bajada de visión y muchas veces percibe los objetos deformados (metamorfopsia).
Las más comunes que pueden surgir en esta patología son:
Las dos primeras se tratan con cirugía, con la realización de una vitrectomía. La tercera (glaucoma neovascular), con láser y tratamiento del glaucoma asociado. Para prevenir posibles complicaciones es necesario realizar un diagnóstico lo antes posible.
El paciente debe tener un control estricto de la glucemia (hemoglobina glicosilada menor del 7%).
En caso de que la retinopatía esté causada por la hipertensión arterial debe controlarla y también la posible insuficiencia renal.
En caso de los pacientes diagnosticados de Diabetes tipo 2 es necesario realizar cuanto antes un estudio del fondo de ojo. En los que padezcan Diabetes tipo 1, el examen se deberá realizar a los 5 años de su diagnóstico. Las revisiones posteriores deben llevarse a cabo anualmente si el fondo de ojo es normal o si hay una retinopatía diabética leve. Si la retinopatía diabética es moderada, las revisiones se realizarán cada seis meses y cada cuatro meses si se sospecha riesgo de la forma proliferativa.
El tratamiento de base de la retinopatía diabética es la fotocoagulación con láser en una o varias sesiones después de comprobar el estado de los vasos sanguíneos a través de una angiografía fluoresceínica.
A esta fotocoagulación con láser se pueden asociar otros tratamientos para la retinopatía diabética, como las inyecciones intravítreas de medicación antiangiogénica en algunas formas con neovasos.
Para tratar el edema macular, las inyecciones intravítreas de medicación antiangiogénica se pondrán solas o asociadas también al láser.
También se pueden usar corticoides como tratamiento dentro del globo ocular.
Las posibles complicaciones se tratarán con cirugía (vitrectomía que consiste en la extracción del humor vítreo a través de diferentes procedimientos).
La retinopatía diabética es una de las posibles complicaciones de la diabetes y una de las principales causas de ceguera en los países desarrollados. Se produce cuando la diabetes daña los pequeños vasos sanguíneos que irrigan la retina, que es el tejido sensible a la luz situado en la parte posterior del ojo.
Con el paso del tiempo, los niveles altos de azúcar en la sangre pueden causar problemas en los vasos sanguíneos de la retina. Estos vasos sanguíneos pueden dilatarse y se pueden producir fugas de líquido. También pueden obstruirse e impedir que fluya la sangre e, incluso, surgir nuevos vasos sanguíneos anormales en la retina. Todos estos cambios pueden hacer que el paciente llegue a perder la visión.
Los tratamientos para la retinopatía diabética incluyen:
La retinopatía diabética es la principal complicación de la diabetes y la enfermedad vascular más frecuente en la retina.
Cualquier paciente con diabetes tipo 1 o tipo 2 puede padecer este problema visual, cuya aparición está vinculada a un mal control de los niveles de glucosa en sangre y al tiempo de evolución de la diabetes.
La retinopatía diabética habitualmente suele afectar a los dos ojos del paciente.
Frecuentemente, la retinopatía diabética no presenta síntomas en sus primeras fases aunque, a medida que vaya evolucionando puede producir, entre otros síntomas, visión borrosa o doble, pérdida de visión, destellos de luz o moscas flotantes.
La retinopatía diabética y el edema macular se diagnostican a través de un examen completo de la vista que puede incluir:
Cualquier persona con diabetes puede llegar a padecer retinopatía diabética. El riesgo de que esta enfermedad se manifieste puede aumentar si el paciente presenta uno o varios de estos factores de riesgo:
La visión del paciente con retinopatía diabética dependerá de la etapa en la que se encuentre la enfermedad: en los primeros estadios el paciente puede no manifestar síntomas y si la patología evoluciona, pueden llegar a aparecer manchas oscuras en el campo visual e, incluso, producirse una pérdida severa de la visión.
La retinopatía diabética no siempre puede prevenirse, sin embargo, algunas medidas pueden ayudar a prevenir la pérdida grave de la visión:
Si no se trata de forma adecuada o a tiempo, la retinopatía diabética, especialmente en sus fases proliferativas, puede causar una pérdida severa de la visión o, incluso, ceguera. Cuanto antes se realice el tratamiento, más probabilidad existe de que este sea eficaz.