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Retracción palpebral, ¿en qué consiste?

La retracción palpebral se produce cuando uno de los dos párpados (el superior o el inferior) está más abierto de lo normal. Esta situación puede estar provocada por diferentes factores.

En condiciones normales, el párpado superior cubre unos dos milímetros de la córnea, mientras el párpado inferior debe situarse en el límite entre la córnea y la esclera (limbo). Si cualquiera de los dos párpados se sitúa fuera de estos límites, es cuando se produce una retracción palpebral.

Causas de la retracción palpebral

Este problema, que normalmente es tratado por un oftalmólogo especializado en oculoplastia o cirugía plástica ocular, puede estar provocado por diferentes causas:

  • Variaciones en la zona de los párpados. Por ejemplo, por la presencia de huesos malares pequeños o porque las órbitas sean demasiado grandes.
  • Envejecimiento de los tejidos de la zona ocular, lo que puede derivar, a largo plazo, en un cambio de la posición original de los párpados.
  • Alta miopía o miopía magna, que también puede provocar una alteración en la posición de los tejidos de los párpados.
  • Orbitopatía tiroidea.
  • Tumores oculares
  • Inflamaciones.

Consecuencias de la retracción palpebral

La retracción palpebral provoca una sobreexposición de la córnea a los agentes externos. Por esta razón los pacientes pueden sufrir ojo seco que puede desembocar en queratitis, irritación, ojos rojos, visión borrosa y lagrimeo. Estos síntomas pueden llegar a acentuarse cuando la retracción palpebral afecta al paciente en las horas de sueño: como los párpados no llegan a cerrarse, se pueden producir estos daños en la córnea.

Por lo tanto, las consecuencias de la retracción palpebral se pueden resumir en que los párpados no desarrollan correctamente algunas de sus principales funciones:

  • Proteger a los ojos de la luz excesiva o de otras fuentes lumínicas. Esta función también es vital para garantizar el descanso.
  • Evitar o reducir la presencia de bacterias, virus u otros microorganismos en el globo ocular.
  • Mantener limpia la superficie ocular a través del pestañeo.
  • Hidratar los ojos y distribuir la lágrima por toda la superficie ocular.

Tratamiento

Debe ser el especialista en oftalmología el que valore cada caso y determine qué tratamiento es más adecuado. Una de las posibles opciones es la cirugía de la retracción palpebral. Esta intervención quirúrgica consiste en colocar el párpado afectado por el problema en la posición correcta para que siga desarrollando su función normalmente. Otro de los objetivos del tratamiento es conseguir simetría entre los dos ojos.

Generalmente, la cirugía se desarrolla en el quirófano de forma ambulatoria (sin ingreso) y para realizarla el médico puede optar por diferentes técnicas según el tipo y la causa de la malposición palpebral, su grado y su localización.